No hay caso ni modo con Universidad de Chile. Ni siquiera en Semana Santa, espacio para reflexionar y pensar en lo que se ha hecho mal. Los azules vivieron su propio calvario ante Curicó Unido y dejaron escapar la victoria en la agonía: un 3-3 que los deja en zona de descenso directo.
Nicolás Oroz abrió la cuenta (18′) con una sutil definición, pero Carlos Espinosa entró solo por la izquierda e igualó a los 23′. El gol del excruzado instaló nuevamente la incertidumbre en los universitarios.
El complemento, etapa hasta ahora ingrata para la U, fue el escenario ideal para romper “maldiciones” y sacar adelante la tarea. El golazo de Leandro Benegas no sólo puso el 2-1, sino que terminó con una sequía de 50 días en los cuales los delanteros no marcaron.
Pero nuevamente una desconcentración y un horror de Johnny Herrera le permitieron a Heber García silenciar al público del Estadio Nacional con el 2-2. Otra vez los azules sintieron el golpe y se desconcentraron.
En ese momento, cuando nadie asumió la responsabilidad y el liderazo en la cancha, apareció Matías Rodríguez. El oriundo de San Luis y goleador de los universitarios metió un derechazo y estructuró el 3-2.
Pero Curicó Unido se tenía una guardada y a través de su expediente favorito, el juego áereo, empató mediante Mauro Quiroga. Rodrigo Goldberg, flamante miembro de la directiva, lo sufrió en la tribuna. Alfredo Arias, en la banca, arengaba a los suyos. El aliento no fue suficiente.
Universidad de Chile sigue en zona de descenso con apenas seis puntos de 27 posibles y la situación podría complicarse en caso de que Everton derrote a Unión Española en el cierre de la fecha.
Mención aparte para lo de Alfredo Arias, quien en cinco partidos a cargo de los laicos no suma triunfos (13%).