Tras el partido, esa sensación de desazón y derrota es latente, no por el trámite del juego, más bien, porque nuevamente los árbitros afectan de manera negativa nuestro fútbol.
Escrito por Vanny Tapia
Más allá de las responsabilidades que puedan existir en el desarrollo del juego, tanto para Palestino, el local, y Curicó, la visita, el partido se manchó, se ensució todo durante los 96′ que duró el desarrollo del cotejo. Existe una responsabilidad gigante en el resultado por parte del arbitraje a cargo de Christian Garay, que afectó de manera negativa a Curicó Unido, que vio la derrota como inevitable y entregó el premio a Palestino, que merecedor o no, sello el triunfo y se encarama en la parte alta.
Analizar el juego en detalle parece innecesario con el resultado ya puesto, con la desazón de saber que se perdió, que la injusticia se hizo acreedora de la lucha en cancha y, también, la rabia que genera la situación. Con todo lo acontecido y los antecedentes del referato nacional, las dudas son aún más grandes ¿A quien se puede reclamar? Si la escandalosa salida de Castrilli, fue generadora de un abismo gestado desde la época anterior a Enrique Osses, el arbitraje en Chile, es un problema que está lejos de poder resolver, parece ir más allá de la separación de la Federación y la Asociación Nacional, inclusive, se puede pensar en reformular todo en el fútbol chileno, aunque la tarea es más idílica que realizable. Creer que el consejo de presidentes pueda lograr acuerdos que mejoren las condiciones del Campeonato Nacional, desde establecer ascensos y descensos que premien la competencia, regular la actividad de los representantes, los principios del fútbol chileno, parecen estar ligados a la injusticia deportiva histórica del deporte local, donde requiere esfuerzos, pero principalmente voluntades no ligadas al negocio de la industria deportiva chilena.
Ahora como premio de consuelo, aplica como placebo la manoseada frase de Bielsa, a sus jugadores en el Olimpique Marsella, «Es difícil aceptar la injusticia, muchachos. Pero escúchenme lo que los voy a decir: Si ustedes juegan así como jugaron hoy, de aquí al final del campeonato, van a tener el premio que merecen. Yo ahora sé que nada los serena, porque se mataron por el partido. Lo merecieron y no lo consiguieron. Acepten la injusticia que todo se equilibra al final«.